1/5/09

El Estado vaticano no respeta

La iglesia católica, y por tanto el Estado Vaticano, no respetan a los demás Estados. Interfieren, se entrometen, pretenden dictar normas de obligado cumplimiento para sociedades no católicas e incluso- como hicieron ante ayer- piden a un gobieno democrático que se doblegue y pacte con ellos una Ley antes de debatirla en el Congreso. ¡Que desfachatez!

Tanto las asociaciones, del tipo que sean, como los particulares tienen, tenemos, derecho a opinar, igual que hacen quienes les insultan y piden que no se manifiesten sobre este tema. Como siempre la intolerancia de algunas gentes- incapaces de escuchar y respetar otra opinión distinta a la suya- queda patente. Aquí va la mía, aunque le escueza a alguno, con relación a los funerales "de Estado":

El Estado debe ayudar a las familias en cuantos aspectos administrativos, legales y pecuniarios, y a los que tengan derecho o sea menester para aliviar el dolor ante tamaña trajedia. Pero debe dejar que las celebraciones religiosas, si las quieren, las efectúe cada familia según sus deseos, sus creencias y la discreción le dicte. Lo que se viene haciendo es conceder una importancia mediática enorme a la iglesia en esos actos, retransmitidos una y otra vez como el mejor gol de la semana, y obliga a las familias- a todas sin distinción- a seguir esas ceremonias interminables en las que los protagonistas son los curas u obispos-actores disfrazados de aquella manera para celebrar un acto religioso que nada tiene que ver con el origen de la religión.

Las iglesias (y los estados vaticanos) en su sitio, y el Estado en el suyo. Han pasado 30 años desde la aprobación de la Constitución y siguen en su lugar los de la sotana, que con ellos no rigen aparentemente los derechos ni las normas de los demás, pero sí quieren que las suyas obliguen a todos, a creyentes y no creyentes. ¿No se darán cuenta algún día del tremendo contrasentido entre lo que se suponen que predican y lo que realmente hacen? Seguro que no, al fin lo que persiguen es el poder sobre las gentes de buena fe y mal informadas, y sobre todo el poder económico y político, sobre todo estos últimos, que a su vez les proporcionan más poder.

Los actos religiosos, la educación religiosa, sus posturas frente al divorcio, la interrupción de embarazo, la educación sexual... que las prctiquen en comunidad, en la comunidad de ellos, que no vengan a imponerla a los demás, ya basta hombre, ya basta.

¡Fuera la Iglesia del Estado aconfesional!


06.0.08

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