27/8/09

Sin límites


Cada día tengo la impresión de que los peperos han llegado al límite pero, cada día, me sorprenden. Durante los cuatro años de la primera legislatura de Zapatero acusaron al gobierno de haber ganado las elecciones mediante su participación en un complot que incluía los atentados de Atocha. Nadie les puso delante de los tribunales por semejante campaña, apoyada y auspiciada desde algunos medios escritos y las emisoras de los curas, o de los obispos, tanto da. Y creo que fue un error, no se puede acusar de semejante masacre al gobierno con su presidente a la cabeza y que les salga gratis. Pero como han comprobado una y otra vez que ese tipo de acciones, campañas organizadas como operaciones militares de asalto y derribo, les atraen las simpatías de propios y extraños y los tribunales de justicia miran para otro lado, lo siguen utilizando sin rubor y sin medida.
Con medio partido acusado de escuchas y espionaje (entre ellos), de escándalos económicos con las contrataciones a dedo, con los regalos detectados a los altos cargos políticos y orgánicos, sólo los detectados, para premiar su fidelidad a los proveedores, con todo lo que les está cayendo en materia de corruptelas y comisiones... lanzan la acusación de que el gobierno les espía, y la lanzan a lo largo de todo el verano, hasta que en el Parlamento les exigen pruebas de lo que dicen y, sólo entonces, reculan, retroceden y terminan por recovertirlo en una acusación de filtraciones, de avisos a las televisiones para que filmen las detenciones de sus afiliados acusados de mil diferentes delitos, todos relacionados con la pasta gansa que se están llevando algunos. Así resulta que el delito es sacarles en los telediarios, no el que sean arrestados por delinquir- supuestamente, por dios.
No dejan de sorprenderme, siempre van más allá de lo que el surrealismo podría limitar.

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