8/3/10

Día de la mujer trabajadora



Todos los días son días de algo, eso termina por restar importancia a algunas convocatorias. Esperemos que no sea el caso del día de la mujer trabajadora que se celebra hoy. Como en tantas cosas tendemos a creer que todo está hecho, que las leyes y las normas están ahí y no hace falta empujar, actuar y preocuparse por lo que importa. Pero la cruda realidad nos dice que no, que no hay nada terminado y seguro, que todo está por hacer. Se ha mejorado mucho sí, pero el camino, además de largo es tortuoso, y en ocasiones retrocede, regresa a los orígenes con virulencia. Hagamos lo necesario, cada uno en sus posibilidades, para que entre todos situemos en derechos, respeto, e igualdad a la mujer- y de forma muy especial a la mujer trabajadora- en su justo nivel de igualdad.

2 comentarios:

  1. Pues fíjate que en la mañana de hoy, conmemorando el día, la Diputación ha montado por el centro de la ciudad trípticos animados con personas ataviadas de época.
    Cuando ha tocado el turno de actuación de un grupo de jóvenes con la indumentaria de las milicianas de la República un señor mayor con su señora del brazo les ha increpado no sé muy bien qué cosa, aunque es fácil de imaginar.
    ¡¡Cuantas expectativas para la mujer (en realidad, para todos) introdujo el cortísimo período republicano...!! Y cuanto atraso vino después....

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  2. Seguramente el foso no se cerró nunca pero los ocho años triun fales del aznarismo ampliaron y profundizaron hasta límites isospechables ese abismo que nos separa, aparentemente sin solución de continuidad. Cada día me asombro al descubrir que vivo rodeado de miles de personas que mantienen un odio y unos criterios absolutamente incomprensibles, y son multitud, no son cuatro despistados o nostálgicos, han sabido transmitir el veneno del odio a sus hijos y nietos.
    La República brilló con tal luz durante su corta existencia que, del mundo entero, acudieron intelectuales y curiosos a beber en sus fuentes, a vivir de cerca los cambios sociales, políticos, económicos y culturales que se ponían en marcha sin medios, sin tiempo, pero con una ilusión que contagió a millones de personas de los cinco continentes.
    Y las mujeres destacaron de forma extraordinaria, a nivel personal como Pasionaria entre otras mcuhas, y como colectivo. Lástima que un proyecto así, que nos habría convertido en la sociedad más avanzada de Europa, terminase con un baño de sangre, con la barbarie de una guerra civil que provocó infinitamente más muertos y odios en la posguerra que durante las hostilidades.

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